Poco a poco, y quizás casi sin darnos cuenta, la IA está acelerando la tendencia de que las máquinas se conviertan en clientes.
Desde meros esclavos hasta exigentes consumidores, las máquinas o partes de ellas se convertirán en nuestros nuevos clientes. Y sus demandas serán altas, precisas, impacientes. Si no queremos perderlos (porque sería un gran error hacerlo) debemos prepararnos para servirles, en tiempo y forma.